El Real Madrid volvió a firmar un triunfo con dosis de sufrimiento en cuanto se relajó, resucitado el Granada por un grave error de Alphonse Areola en pleno debate de la portería, cuando el Santiago Bernabéu saboreaba una goleada el día que Eden Hazard se estrenó como goleador en el fútbol español.
Definió con la calidad de un súper clase. Recibiendo al espacio, sin la velocidad como para no verse atenazado por los centrales en la carrera, pero metiendo el pie abajo al balón para superar con calidad la salida de Rui Silva. El primer tanto de Hazard en el Real Madrid se hizo esperar pero lo celebró por todo lo alto el madridismo, ansiado de encontrar el líder que busca en su reconstrucción.
EFE
Para ello necesita un triunfo de tranquilidad y firmeza en su estadio. Parecía firmarlo cuando llegó un desplome inesperado, el de Areola en pleno debate. Con Courtois señalado tras el Brujas y de baja, el francés repetía imagen de firmeza hasta que en un minuto todo se borró de golpe y resucitó algún error clamoroso de su etapa del PSG. Había fallado por alto creando una inseguridad. El siguiente balón que tocó se entretuvo en el despeje, Carlos Fernández le robó la cartera y en vez de golpear el balón lo hizo sobre el tobillo del rival. El tanto de penalti de Machís quedó en anécdota pero señala la portería madridista como punto de conflicto.
Lee también: Maduro está buscando el asesoramiento de Corea del Norte sobre cómo evadir las sanciones
Por entonces el Real Madrid ya ganaba 3-0. Con la firmeza y el acierto que le faltó ante el Brujas el día que resucitó todas sus dudas defensivas. No las tuvo en el primer acto frente al Granada. Tomando con la seriedad que merece el rival, al que golpeó a los dos minutos. Bale apareciendo en la derecha para inventar un pase de exterior con su zurda al remate a placer de Benzema.
Los problemas de bajas en el lateral izquierdo los solventaba Zidane cambiando de banda a Carvajal. Inició con un mal pase de zurda, su pierna menos buena, pero dejó una buena actuación, con subidas que desequilibraron y rozando el gol en dos ocasiones. Rui Silva se lució para evitarlo.
La personalidad del Real Madrid minimizó las virtudes del Granada. Valverde daba una exhibición. De costa a costa. Robando, apareciendo arriba, rematando, lanzando la presión. Sus dos titularidades ligueras seguidas son un premio de Zidane que no ha desaprovechado. Tuvo el segundo. Conectó con Kroos hasta que el alemán sintió unos molestias que dieron paso a Modric.
Lee también: Asesinados cuatro hombres sin techo y uno en condición crítica en Nueva York
Apenas había mostrado su pegada el Granada. Un intento de Machís y un derechazo de Soldado era un pobre balance. La búsqueda del Madrid dejaba el tanto de Hazard al borde del descanso y la invitación, al fin, a un triunfo tranquilo. Pero queda demostrado que en el Bernabéu, los blancos nunca pueden levantar el pie del acelerador.
Había entrado el partido en el segundo acto en una fase de peleas absurdas y piques, cuando en una acción reapareció el fútbol. Valverde robó, Hazard intentó encarar sin espacios y cedió atrás a Modric que soltó un derechazo a la escuadra para enmarcar.
Disfrutaba el Bernabéu cuando ocurrió lo que nadie podía esperar. En plena oleada a su favor Areola cantó. Cometió el penalti que resucitó al Granada, que pasó a demostrar las razones que le han convertido en equipo revelación. De repente el portero francés comenzó a experimentar las dudas que atenazan a Courtois y las digirió peor.
Salió mal y Varane salvó bajo palos, dejó un pase a la grada en vez de a Odriozola, y tras acción a balón parado recibió el segundo, de Duarte, que presentaba un final de infarto. Se lanzó por un punto el Granada, corrió riesgos excesivos y al contragolpe perdonó primero Benzema y acabó sentenciando James. El premio a uno de los futbolistas más queridos al que Zidane ha devuelto a un rol de secundario.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.