Los manifestantes prodemocracia de Hong Kong se concentraron este domingo en un centro comercial, donde algunos radicales dañaron una estación de metro, pero no pudieron perturbar la actividad del aeropuerto local.
A través de sus sistemas de mensajería, el movimiento de protesta había convocado a los manifestantes a «poner a prueba» la capacidad de resistencia del aeropuerto perturbando sus edificios, así como sus accesos por tren y por carretera.
Pero para evitar la llegada masiva de manifestantes, las autoridades redujeron el tráfico ferroviario y en coche y aumentaron los controles policiales.
El aeropuerto de Hong Kong, el octavo del mundo, ya ha sido objeto de las protestas de los manifestantes, que desde junio denuncian el retroceso de las libertades y la injerencia del gobierno de Pekín en esta región semiautónoma, excolonia británica.
Este domingo, por dieciseisavo fin de semana consecutivo, miles de manifestantes salieron a protestar, esta vez ocupando un centro comercial en el distrito de Sha Tin, en el norte de Hong Kong, donde cantaron canciones y fabricaron origamis (figuras en papel plegado).
«Aunque estamos muy cansados, no renunciamos a nuestros derechos», dijo a la AFP la señora Ching, una profesora que participaba en la protesta.
«Si [el movimiento] durante cien días, 200 días o incluso mil días y seguimos sin conseguir lo que queremos, continuaremos saliendo» a la calle, afirmó.
La situación empezó a tensarse por la tarde, cuando varios miembros de un grupúsculo radical, con las caras tapadas con máscaras, lanzaron a un río cercano una bandera china que habían arrancado de un edificio.
– «Estado policial» –
Varias personas provocaron luego daños en las máquinas expendedoras de billetes de la estación de metro de Sha Tin, lo que desató la intervención de la policía antidisturbios, que finalmente cerró la estación.
Antes de la llegada de las fuerzas de seguridad, las televisiones de Hong Kong difundieron imágenes de un hombre contusionado y con cortes en la cara acosado por manifestantes prodemocracia dentro de la estación.
Hong Kong vive su peor crisis política desde su retrocesión a China en 1997, con manifestaciones y acciones de protesta casi a diario que provocan enfrentamientos entre radicales y fuerzas de seguridad.
El sábado, la policía y los manifestantes se enfrentaron brevemente en un suburbio cercanoa a la frontera con China. Las fuerzas de seguridad usaron gases lacrimógenos y cañones de agua contra pequeños grupos de radicales, que levantaron barricadas y lanzaron piedras y cócteles Molotov.
Numerosos manifestantes fueron detenidos durante los enfrentamientos, menos intensos que los de los anteriores fines de semana.
Al mismo tiempo, en Washington, tres militantes prodemocracia, Joshua Wong, Denise Ho y Brian Leung, afirmaron el sábado en una entrevista a la AFP que están dispuestos a seguir con la lucha.
Según ellos, Hong Kong se ha convertido en un «Estado policial» en el que las fuerzas de seguridad, dirigidas desde Pekín, sólo tienen el objetivo de reprimir una protesta popular legítima.
Desde hace algunos días se multiplican los llamamientos a la huelga por internet, antes del 28 de septiembre –la fecha que conmemora el inicio la «Revolución de los Paraguas» de 2014– y del 1 de octubre, cuando se cumple el 70º aniversario de la fundación de la República de China.
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