En Francia las autoridades lanzaron en este inicio de temporada un combate contra la homofobia en los estadios, denunciando cánticos y banderas discriminatorias. ¿Cómo se lucha en las otras grandes ligas europeas contra este problema?
El gobierno francés reclama este año más severidad en la lucha contra la homofobia. En su aplicación concreta, varios partidos fueron interrumpidos por el árbitro tras cánticos y banderas juzgadas como homófobas.
Pero el presidente de la Federación Francesa Noël Le Graët señaló en los últimos días que no es partidario de parar los encuentros, lo que le provocó un desencuentro con el gobierno.
La homofobia en España
En España, a pesar de ser el tercer país del mundo en autorizar el matrimonio entre homosexuales en 2005, la apertura hacia el colectivo LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transgénero) sigue siendo un tabú en el fútbol profesional.
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La tolerancia parece acabar en las puertas de los estadios. En las gradas los insultos homófobos son habituales para desacreditar al adversario. Varios jugadores vivieron estas situaciones de manera muy habitual, como los excentrocampistas españoles Míchel, Guti y Pep Guardiola, o el portugués Cristiano Ronaldo.
Desde 2016, la liga española edita una guía de «buenas prácticas» en la que defiende la «tolerancia cero» contra todo tipo de discriminaciones.
La Liga transmite también, cada semana, un informe a la Comisión de Disciplina de la Federación Española y a la Comisión Antiviolencia (órgano dependiente de la Secretaria de Estado para el Deporte), que incluye los insultos proferidos por los hinchas en los estadios y sugiere sanciones. Se trata en realidad de recomendaciones.
Iniciativas recientes contra la homofobia tuvieron cierto éxito en España. En 2015, jugadores de varios equipos lucieron cordones con los colores del arco iris, símbolo de la causa LGBT. El Eibar y el Rayo Vallecano son dos de los equipos que participaron especialmente en este tipo de campañas con los colores arco iris.
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El racismo es más ‘inglés’ que la homofobia
En Inglaterra, la homofobia no es percibida como un problema en los estadios, al contrario que el racismo, contra el cual las autoridades se muestran dispuestas a actuar rápidamente.
La cultura de los hinchas parece aquí diferente a la de Francia, ya que las estructuras de ultras no existen en el fútbol británico, con pocos cánticos o pancartas preparadas de antemano.
El fútbol británico, eso sí, tiene también ejemplos sobrados de discriminación. Un estudio realizado en 2018 por la asociación Kick It Out mostraba que las discriminaciones de todo tipo iban en aumento, especialmente los casos asimilables a los de la homofobia (+9% entre 2016-2017 y 2017-2018), para un total de 111 incidentes de carácter homófobo en 2017-2018.
Más política que homofobia
La homofobia en los estadios de Alemania no es un asunto que genere una gran polémica. En ese país son las manifestaciones públicas de extrema derecha, o directamente neonazis, las que generan más reacciones.
La sociedad alemana está por lo general avanzada en la aceptación de la homosexualidad y ello se refleja en los templos del fútbol germano.
Thomas Hitzlsperger, exinternacional alemán, que reveló su homosexualidad tras su retirada y que trabaja como comentarista para la televisión pública, expresó lo siguiente a principios de año: «Los hinchas de fútbol son mucho más abiertos (que en el pasado). Se han hecho muchos progresos en el deporte profesional contra las discriminaciones, los prejuicios y la tolerancia. La homosexualidad ya no es un tabú como podía serlo hace cinco años».
Sin embargo, ningún futbolista profesional en activo reveló su homosexualidad por ahora.
En Italia, fuera del terreno de juego
La cuestión de la homofobia está poco presente, al menos en las gradas. Se dieron algunos casos fuera de los terrenos de juego, especialmente uno con el entrenador Maurizio Sarri, que fue suspendido dos partidos de la Copa de Italia tras llamar «maricón» a Roberto Mancini, entonces entrenador del Inter.
«Me salió así, también podría haberle llamado demócrata-cristiano», declaró luego Sarri, que ahora es entrenador de la Juventus.
En 2012, el exinternacional Antonio Cassano tuvo que disculparse por unas polémicas declaraciones. «¿Homosexuales en la selección? Espero que no los haya, pero es su problema», dijo en ese entonces.
Italia sí mantiene una dura pelea contra el racismo, omnipresente en los estadios, como le ocurrió recientemente al delantero del Inter Romelu Lukaku en Cagliari, incluida la reacción surrealista de los ultras de su propio equipo, que explicaron que los gritos racistas tenían como fin desestabilizar al rival, pero que en el fondo no eran discriminatorios.
AFP
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