La guerra que asola Yemen desde hace cinco años se agudizó todavía más este sábado con la toma del palacio presidencial en Adén por combatientes separatistas, después de varios días de enfrentamientos en la gran ciudad del sur del país.
Se trata de una toma principalmente simbólica, pues el presidente Abd Rabo Mansur Hadi está en el exilio en Arabia Saudita, pero se inscribe dentro de los enfrentamientos que sacuden Adén desde el miércoles.
“Tomamos el palacio Maashiq de manos de las fuerzas presidenciales sin combate”, afirmó a la AFP un vocero de la fuerza separatista llamada “Cordón de Seguridad”.
El gobierno yemení acusó a Emiratos Árabes Unidos de ser “responsable del golpe de Estado” de los separatistas.
Según fuentes militares y de seguridad, combatientes separatistas ya habían tomado poco antes el sábado tres cuarteles de las fuerzas gubernamentales en Adén.
El poder leal al presidente Hadi estableció en esta ciudad su sede, desde que la capital histórica del país Saná, en el norte, está en manos de los rebeldes.
Combatientes separatistas y soldados gubernamentales, en teoría todos aliados desde 2015 en una coalición liderada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, libran combates desde el miércoles.
Esta heterogénea coalición arabo-sunita lucha en el norte contra los rebeldes chiitas hutíes, apoyados por Irán.
Los combates en Adén entre separatistas del llamado “Cordón de Seguridad”, que reciben apoyo de Emiratos, y las tropas del gobierno, dejaron al menos 18 muertos -combatientes y civiles-, según médicos y fuentes de seguridad.
La Organización Médicos Sin Fronteras (MSF) indicó que atendió a más de 75 personas heridas desde el viernes.
El sábado, el gobierno de Emiratos afirmó estar trabajando al máximo para lograr una distensión, y pidió hacer lo mismo al enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, según la agencia de prensa oficial emiratí WAM.
El gobierno yemení urgió a Arabia Saudita y a Emiratos a “presionar de manera urgente” a los separatistas “para impedir” cualquier escalada militar.
– Hostilidad Norte-Sur –
La situación en Adén agudizan la guerra en un país donde murieron decenas de miles de personas, incluidos civiles, según diversas oenegés.
Alrededor de 3,3 millones de personas siguen desplazadas y 24,1 millones (el 80% de la población) necesitan asistencia, según la ONU.
Yemen del Sur era un Estado independiente hasta 1990. El resentimiento en la zona meridional del país contra los yemeníes del norte, a quienes acusan de imponer por la fuerza la integración, sigue siendo fuerte.
A lo que se añade ahora el conflicto dentro de la coalición formada en un principio para defender el gobierno.
Los separatistas del Consejo de Transición del Sur -que incluyen al “Cordón de Seguridad”- ya se habían enfrentado a las unidades leales al presidente Hadi.
En enero de 2018, al menos 38 personas murieron y 222 resultaron heridas, tras tres días de combates.
En enero, los combates entre ambos bandos dejaron 38 muertos, y la situación se calmó con la intervención organizada por sauditas y emiratíes.
Yemen se enfrenta ahora al riesgo de una “guerra civil dentro de una guerra civil, estimó en un informe el centro de reflexión sobre conflictos International Crisis Group (ICG).
AFP