La nueva ronda de negociaciones que comienza hoy lunes en Barbados estuvo a punto de no producirse. El sábado, los delegados de Juan Guaidó tenían la orden de mantenerse en el “congelador” y no viajar a esta isla del Caribe. La acusación del régimen contra tres escoltas de Guaidó de tráfico de armas de guerra, era interpretada como una agresión más, y una señal de que Nicolás Maduro no quiere elecciones presidenciales, que es el punto crucial que está sobre la mesa. Así lo reseña ALnavío.
Por Juan Carlos Zapata / ALnavío
No era cualquier persona el portavoz de la denuncia. Era el ministro de Comunicación Jorge Rodríguez, y al mismo tiempo miembro del equipo negociador por parte de Maduro. No era tampoco sólo la denuncia, calificada de “olla” por parte de Guaidó: olla, en jerga periodística en Venezuela, es el montaje de una mentira; ahora se dice fake news. También era el hecho de que Jorge Rodríguez, a la vez de la denuncia, señalaba a Guaidó de estar “jugando un doble juego”, de mostrarse al mundo “como supuestos demócratas”, “defensores de los derechos humanos”, y lo que realmente, decía Jorge Rodríguez, es que “son unos criminales”, “golpistas”, que por un lado “están en una agenda de diálogo con el gobierno bolivariano y por el otro persisten en la agenda violenta, persisten en la agenda golpista”.
Son muchos señalamientos juntos. Son muchas acusaciones juntas. Criminales, golpistas, violentos, falsos demócratas. O como dijo uno de los negociadores del equipo de Guaidó al diario ALnavío: No había razón para vincular, “sin ton ni son”, la denuncia contra Guaidó por el caso de los escoltas con la negociación. Si ya de por sí, la negociación entraba y entra esta semana en un terreno no de lo concreto sino de dificultades, la denuncia, el tono, la forma, vincularla a la negociación, caldean el ambiente, que ya estuvo tenso en la ronda anterior, también realizada en Barbados. En este marco se entienden las palabras del Papa Francisco de este domingo: “Inspirar e iluminar a las partes en causa para que puedan llegar cuanto antes a un acuerdo que ponga fin al sufrimiento de la gente por el bien del país y de toda la región”.
Los delegados de Guaidó abordaron el avión este domingo. Pero lo menos que llevaban en el equipaje era optimismo. El discurso de Jorge Rodríguez es (cambiemos el tiempo verbal) una señal evidente de que el régimen de Maduro va a Barbados dispuesto a no negociar el punto de las elecciones presidenciales, que es el asunto de la discordia, el elemento de las dificultades. Un punto todavía más escabroso cuando se le coloca la siguiente coletilla, que pasa a ser el meollo del problema: Elecciones presidenciales sin Maduro en el poder.
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