La vida de Sofía Ímber (Soroca, Rumania, 1924-Caracas, Venezuela, 2017), una de las intelectuales más relevantes en el panorama cultural venezolano y latinoamericano del siglo XX, llega hasta las tablas a través de La señora Ímber, un monólogo adaptado y dirigido por Javier Vidal a partir del texto homónimo de Diego Arroyo Gil.
Tras la exitosa temporada inaugural en el Teatro Municipal de Chacao, Venezuela, en mayo, la obra se presentará en el Paseo Wynwood desde el miércoles 10 hasta el domingo 21 de julio con la actuación de Julie Restifo.
“Para mí es un gran reto personificar a una de las mujeres más complejas y emblemáticas de nuestra cultura. La angustia existencial que ella decía padecer, y que ha sido uno de los enigmas de su vida, es mi fuente de inspiración para interpretar a alguien que considero la pasión hecha persona”, expresó Restifo a el Nuevo Herald, tras afirmar que la legendaria periodista y fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, se ha convertido en su obsesión.
A lo largo de la trama sobresalen los nexos de Ímber con lo más destacado de la cultura occidental durante los tiempos en que Venezuela era considerado un país moderno y cosmopolita, su amistad con Picasso y Pablo Neruda, su estancia en el París de la década de 1950 y su pasión psicoanalítica.
También se aborda su relación con el escritor Guillermo Meneses, su primer esposo y padre de sus cuatro hijos, y con el periodista Carlos Rangel, con quien estuvo casada hasta la muerte de éste.
La obra describe a Ímber como una mujer intransigente, perfeccionista, inconforme, inspiradora, difícil y con una gran capacidad para sobrellevar sus éxitos y sus tragedias con una entereza sorprendente.
“El proceso de preparación fue muy duro por tratarse de un personaje muy cercano en el tiempo. Pero lo más difícil fue entender su personalidad tan compleja”, recordó la actriz.
“Sofía no solía expresar sus emociones. Cuando Carlos Rangel se suicidó, ella regresó a Buenos días, el programa de televisión que hacían juntos, tres días después de la tragedia, como si nada hubiera pasado, algo que le criticaron mucho. A pesar de eso, no la considero una mujer fría, sino todo lo contrario”.
Restifo agregó que Ímber nunca miraba hacia atrás, y cuando terminaba una etapa de su vida cerraba la página y seguía adelante. Por solo mencionar un ejemplo, recordó que cuando Hugo Chávez la expulsó del Museo de Arte Contemporáneo, que llevó su nombre durante 27 años, ella se fue sin objetar.
“Como le dijo a Diego Arroyo Gil durante la entrevista para el libro, ‘dejé el museo como se deja a un novio, de una vez y para siempre’ ”, rememoró.
En el mismo texto la periodista expresó que, pese a que Venezuela estaba viviendo una situación atroz, no dejaba de ser interesante seguir el proceso hasta el final. También se lamenta de no haber creído en Dios porque de haber sido así todo hubiera resultado mucho más fácil.
Ímber, que era judía, se estableció con su familia en Venezuela tras escapar del comunismo y el antisemitismo ruso en 1930.
Aparte de su labor en el museo, la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo produjo y condujo el programa de televisión Sólo con Sofía y el espacio radial La Venezuela posible. También trabajó para los periódicos El Nacional, El Universal y Diario 2001, entre otras publicaciones venezolanas, desde donde estimuló la incorporación de la mujer al mercado laboral y defendió la democracia.
Parte sus artículos aparecen en la compilación Yo la intransigente (Editorial Tiempo Nuevo, Buenos Aires, 1971).
“Sofia creía en la excelencia. Luchó contra la mediocridad todos los días de su vida porque consideraba que todo había que hacerlo bien. Esa es una de las grandes enseñanzas de la obra”, subrayó Restifo, cuya trayectoria incluye más de 30 montajes teatrales, 40 telenovelas y 15 películas.
Por su parte, el director y adaptador Javier Vidal dijo que no podía dejar pasar la oportunidad que le regaló Diego Arroyo Gil con la biografía La señora Imber para llevarla a las tablas con Julie Restifo.
“Es un reto, un honor, un homenaje a la que nos dejó tanto. Una alerta a la resistencia, a la rebeldía y a la tozudez de vivir sin un instante de descanso. Sofía la incansable ni siquiera ahora descansa”, enfatizó.
La producción general corrió por cuenta de Samuel Hurtado.