Venezuela volvió este martes a una relativa normalidad, luego de una semana de escasa actividad económica y educativa debida, en buena parte, a las protestas chavistas y opositoras previas a la toma de posesión presidencial, con un amplio despliegue militar y policial en las calles, y a la cuestionada investidura de Nicolás Maduro para un tercer mandato consecutivo.
EFE
El tráfico de autobuses, de transporte público y de vehículos particulares regresó a las calles y avenidas de Caracas, donde casi todos los comercios retomaron sus actividades, tras varios días en los que los únicos sectores que trabajaron fueron, principalmente, alimentos y farmacias.
En las aceras de la capital también hubo una mayor circulación de ciudadanos, entre ellos, alumnos de distintos niveles educativos, que en su mayoría regresaron a clases una semana después de la fecha fijada por la cartera de Educación para el retorno a las aulas luego de las vacaciones de fin de año.
Kilkeni, una manicurista que se encontraba en un bulevar de Caracas, dijo a EFE que ve una reactivación económica «bastante lenta» debido a que el sector comercio, aseguró, «no ha estado tan abierto», lo que espera que cambie durante el año.
En ese sentido, si bien considera que la política afecta a la economía, confía en que el país seguirá adelante por la capacidad que, señaló, tiene el venezolano para adaptarse a «estar mejor».
La incertidumbre y expectación también confluyen en el país, que vive una crisis política luego de las presidenciales de julio, cuando el organismo comicial -controlado por el chavismo- otorgó una cuestionada reelección a Maduro, lo que fue denunciado como fraude por la oposición mayoritaria, que posteriormente publicó más del «85,18 % de las actas de votación» que asegura haber reunido y que darían el triunfo a su líder, Edmundo González Urrutia, y que las autoridades tachan de «falsas».
La tensión se elevó el jueves pasado, tras la denunciada retención -y posterior liberación- de la líder opositora María Corina Machado, quien reapareció en público tras 133 días de clandestinidad, al término de una manifestación opositora que encabezó en Caracas, y escaló luego de la controvertida investidura de Maduro, a quien la oposición mayoritaria acusa de consumar un «golpe de Estado».
Por las calles de Caracas también transitaba este martes Antonio Pernía, un sexagenario que si bien lamenta que Venezuela sea «un país demasiado atrasado», guarda la esperanza de que «poco a poco» se recupere, lo que, según dijo a EFE, dependerá también del «granito» que aporte cada venezolano a su nación, que considera la «más rica».
Por otra parte, la presencia de funcionarios se mantiene en la calle, aunque, según constató EFE, menos que la semana pasada, cuando había un mayor patrullaje y control policial y militar en distintos puntos de la ciudad.
Entretanto, en Barquisimeto, capital del estado Lara (oeste), miles de personas, incluso de zonas fuera de esa región, asistieron este martes a la edición 167 de la tradicional peregrinación multitudinaria de la Divina Pastora, a quien diversos políticos y partidos pidieron por la paz en el país.
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