La noticia que el equipo de Marineland Melanesia Crocodile Habitat, en la isla Green Island de Australia, comunicó con pesar, habla no solo del fin de un ser extraordinario, sino del luto que ahora inunda cada rincón del santuario: el sábado 2 de noviembre murió el cocodrilo Cassius.
En sus más de 110 años, Cassius se erigió como uno de los cocodrilos de agua salada más impresionantes jamás vistos, un coloso de 5,48 metros y más de una tonelada, que ostentaba, desde hacía décadas, el título del cocodrilo más grande en cautiverio.
Con la memoria de su impresionante tamaño y fuerza, en el santuario se mantiene hoy un silencio denso, un respeto ganado a pulso por el reptil que, desde 1987, habitó la isla como si ese lugar siempre le hubiera pertenecido, reportaron medios locales como Australian Broadcasting Corporation y 9 News.
La noticia que el equipo de Marineland Melanesia Crocodile Habitat, en la isla Green Island de Australia, comunicó con pesar, habla no solo del fin de un ser extraordinario, sino del luto que ahora inunda cada rincón del santuario: el sábado 2 de noviembre murió el cocodrilo Cassius.
Con la memoria de su impresionante tamaño y fuerza, en el santuario se mantiene hoy un silencio denso, un respeto ganado a pulso por el reptil que, desde 1987, habitó la isla como si ese lugar siempre le hubiera pertenecido, reportaron medios locales como Australian Broadcasting Corporation y 9 News.
En su comunicado, el santuario expresó que la pérdida de Cassius dejó una huella irreparable y que su memoria, entrelazada con los recuerdos de los visitantes, seguirá presente.
“Cassius será profundamente extrañado, pero nuestro amor y recuerdos de él permanecerán en nuestros corazones para siempre. Gracias a todos los que visitaron a Cassius durante toda su vida y ofrecieron amabilidad en el camino”, decía una parte del comunicado de la institución publicado en Facebook.
Con él se va también una parte viva de Green Island, un recordatorio de la vida que sigue su curso en estos hábitats dedicados a preservar y conectar al público con el reino animal. Mientras intentan dar forma a la rutina sin Cassius, advirtieron que las operaciones podrían verse afectadas en los próximos días.
Historia y legado
Cassius llegó al santuario hace más de tres décadas, transportado desde el Territorio del Norte, Australia, en un operativo que marcó el inicio de su vida en cautiverio. Desde entonces, su presencia en el santuario se convirtió en un símbolo de imponencia natural y en uno de los mayores atractivos de la región.
En 2011, fue reconocido por el Guinness World Records como el cocodrilo más grande en cautiverio, un título que había estado en manos de Lolong, un cocodrilo filipino de mayor longitud, pero que Cassius recuperó su muerte en 2013, según informaron CNN y la agencia de noticias Reuters.
Cada año, miles de visitantes se acercaban a Green Island para admirar a Cassius, fascinados por su tamaño y su inmovilidad casi mítica, características que lo elevaron a leyenda viviente entre los reptiles de su especie.
Para el santuario, su grandeza no era solo cuestión de estadísticas: su longevidad y su capacidad para atraer a un público diverso lo convirtieron en uno de los tesoros de Queensland, un gigante que, en vida, representó la ferocidad y la perseverancia de los cocodrilos australianos.
Relación con su cuidador
Durante más de 37 años, Cassius compartió su vida con George, su cuidador y amigo, quien fue quizás la figura humana más constante en su existencia en Green Island. Su relación era más que la de un cuidador y un animal; en cada interacción, George aportaba una presencia tranquila y familiar que ayudaba a templar la naturaleza salvaje de Cassius.
Sin embargo, el 5 de octubre, George fue trasladado desde Green Island a una residencia de cuidados asistidos en Cairns. Pocos días después, el 15 de octubre, la salud de Cassius comenzó a deteriorarse, como si aquel cambio hubiera dejado una marca profunda en él, reportaron los medios locales.
La ausencia de George coincidió con los últimos días de Cassius, y es posible que en ese silencio nuevo se haya instalado un signo más de la desconexión que precede a los finales. En la memoria de Marineland Melanesia Crocodile Habitat, George y Cassius permanecerán unidos, como lo estuvieron siempre: dos compañeros de vida que se mantuvieron unidos hasta casi el último aliento del animal.
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