Nicolás Maduro sufrió una estrepitosa derrota en la XVI cumbre de los BRICS celebrada en la ciudad rusa de Kazan, al no lograr que su país fuese aceptado como miembro del grupo integrado inicialmente por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y, desde 2024, también por Etiopía, Irán, Egipto y Emiratos Árabes Unidos.
Infobae
Pese al poyo de Vladimir Putin, el veto decisivo de Brasil fue clave para excluir a Venezuela del bloque, una derrota diplomática que dejó al régimen bolivariano aún más aislado del escenario internacional.
Con un despliegue logístico que incluyó tres aviones de la aerolínea estatal Conviasa y una amplia delegación, Maduro viajó a Kazan sin anunciar públicamente su salida de Venezuela, país sumido en una profunda crisis política y social desde el fraude electoral ocurrido hace casi tres meses. Así, llegó a la ciudad rusa un día antes de la cumbre, en un intento por fortalecer su imagen y asegurar su presencia en el evento.
Delcy Rodríguez, su vicepresidenta, viajó previamente con la misión de convencer a los miembros de los BRICS de que Maduro es un socio confiable y que la economía venezolana muestra signos de “recuperación”. Sin embargo, el resultado de estas gestiones fue desalentador: Maduro ni siquiera apareció en la fotografía oficial de la cumbre del 23 de octubre, a pesar de su alegada cercanía con los países miembros.
Los BRICS, un bloque concebido inicialmente como una alianza estratégica de economías emergentes, se ha transformado en un escenario donde figuras como Maduro ven una oportunidad para romper su creciente aislamiento internacional.
Para el dictador chavista, ingresar a esta alianza representaba una vía para sortear las sanciones internacionales y para suscribir acuerdos de financiamiento que pudieran paliar el colapso económico de Venezuela. Los esfuerzos de su régimen fueron en vano y evidenciaron su creciente aislamiento, incluso entre países que antes lo consideraban un aliado.
El veto de Brasil en la cumbre se produjo en un contexto de deterioro de las relaciones diplomáticas entre Brasilia y Caracas.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva expresó en reiteradas ocasiones su preocupación por la legitimidad del mandato de Maduro, especialmente después de las controvertidas elecciones presidenciales del 28 de julio, que según el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por la dictadura, resultaron en la reelección del líder chavista.
Una de las principales razones que llevaron a Brasil a vetar la inclusión de Venezuela en los BRICS, según Celso Amorim, asesor especial de la presidencia brasileña, fue un “quiebre de confianza” con Maduro.
Amorim explicó que el régimen chavista incumplió una promesa clave, lo que resultó en la decisión brasileña de bloquear el ingreso de Venezuela durante la cumbre.
“La cuestión con Venezuela no tiene que ver con democracia, sino con una ruptura de confianza. Nos dijeron una cosa y no fue hecha”, señaló en una entrevista con O Globo.
Tras las elecciones presidenciales venezolanas, Lula da Silva envió a Amorim a Caracas para reunirse con Maduro, quien prometió entregar las actas del CNE que confirmaban su reelección.
Sin embargo, esas actas nunca fueron presentadas, lo que avivó la desconfianza en el gobierno brasileño.
“Nosotros actuamos de buena fe, pero con Venezuela se rompió la confianza”, subrayó Amorim, y agregó que aunque Brasil desea volver a tener una relación de confianza con Venezuela, el incumplimiento de esta promesa fue decisivo para frenar su ingreso a los BRICS.
El rechazo de Brasil no fue una decisión aislada. Desde el comienzo del nuevo mandato de Lula, las tensiones entre Brasilia y Caracas han ido en aumento.
Según la prensa brasileña, Lula ya perdió la paciencia con Maduro y a partir del 10 de enero, cuando comience el nuevo mandato presidencial en Venezuela, Brasil dejará de reconocer a Maduro como el jefe de Estado legítimo del país.
Aunque no se espera una ruptura total, sí habrá un “profundo enfriamiento” en las relaciones diplomáticas entre ambos países, señalaron fuentes brasileñas.
La respuesta del régimen venezolano ante el veto de Brasil fue inmediata. La Cancillería chavista emitió un comunicado calificando la decisión como una “agresión inexplicable” y acusó a Lula da Silva de mantener las políticas de exclusión impulsadas por su predecesor, Jair Bolsonaro, y de alinearse con las “fuerzas occidentales” que buscan desestabilizar a Venezuela.
El documento también criticó el papel de Brasil en la región, sugiriendo que la decisión de vetar a Venezuela traicionaba la “naturaleza inclusiva” de los BRICS.
A pesar del fracaso, Maduro intentó proyectar una imagen de éxito durante la cumbre. En sus declaraciones públicas, destacó las reuniones que mantuvo con Vladimir Putin, el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas.
Las tensiones entre Brasil y Venezuela no solo están relacionadas con las disputas electorales. Uno de los factores que han deteriorado las relaciones entre ambos países es la negativa del régimen de Maduro a cooperar en casos como el de los seis opositores venezolanos que permanecen refugiados en la embajada argentina en Caracas, que está bajo control de Brasil.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.