España desmintió ayer a Nicolás Maduro: José María Basoa y Andrés Martínez Adasme, los dos españoles detenidos por el régimen chavista, «no forman parte del CNI ni de ningún otro organismo estatal». Así de rotundo se expresó el Ministerio de Asuntos Exteriores después de conocer a última hora de la tarde del sábado, durante una rueda de prensa del ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, que dos ciudadanos vascos se encuentran detenidos en Caracas por, según el Gobierno de Maduro, ser miembros del CNI y formar parte de un plan terrorista junto a la CIA para asesinar a Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez y el propio Cabello.
«España desmiente y rechaza rotundamente cualquier insinuación de estar implicada en una operación de desestabilización política en Venezuela», anunció ayer Exteriores en el comunicado. Y añadió: «El Gobierno ha constatado que los detenidos no forman parte del CNI ni de ningún otro organismo estatal. España defiende una solución democrática y pacífica a la situación en Venezuela».
Más allá de este comunicado y de otro en el que afirmaban que el Consulado español en Caracas, la Dirección General de Consulares y el Gabinete del Ministro «se mantienen en permanente contacto con las familias de los detenidos», desde el departamento que dirige José Manuel Albares no han dado más información sobre la situación de Basoa y Martínez en Caracas.
Incógnitas sin resolver
Lo que en Exteriores no aclaran es cuándo supieron que Basoa y Martínez estaban detenidos. Sus familias llevaban buscándoles desde el 2 de septiembre, cuando tuvieron con ellos el último contacto. Denunciaron las desapariciones a la Ertzaintza el 9 de septiembre, cuando comenzó la escalada de tensión diplomática con Venezuela tras la llegada del líder opositor Edmundo González. Exteriores tampoco ha aportado ninguna información sobre ellos, excusándose en la ley de protección de datos. Pese a estar en contacto con las familias y haber recabado información sobre ambos, desde el ministerio de Albares tampoco dan ninguna aclaración sobre las motivaciones de Basoa y Martínez para hacer un viaje a Venezuela y cruzar desde Puerto Ayacucho (el punto donde se les detuvo) a Colombia y regresar al cabo de unos días. Esa zona es conocida por el contrabando.
Desde el Ministerio de Defensa, de quien depende el CNI, no se han pronunciado aún sobre la detención de los dos españoles. Una vez aclarado que no forman parte del CNI, entienden que este asunto depende de Exteriores.
Los perfiles de ambos en la red profesional Linkedin aportan muy pocos datos sobre sus profesiones. Basoa figura como «técnico superior en instalación, reparación y mantenimiento de instalaciones de gas, calefacción, fontanería y clima» con experiencia en España y Alemania. Martínez simplemente asegura que es de Bilbao y que es un desempleado.
Tras la rueda de prensa de Cabello del pasado sábado, ABC se puso en contacto con un familiar de los detenidos, quien afirmó que «la situación está controlada» y que no querían «hablar del asunto». Más tarde, cuando supieron de las graves acusaciones que había vertido Diosdado Cabello desde Venezuela, este mismo familiar reconoció que todos estaban «en shock». Desde ese entorno se subraya la idea de que habían ido de vacaciones, que eran turistas y que viajaban sin guía.
Se da la circunstancia de que el anuncio de las dos detenciones y las acusaciones por parte de Venezuela hacia Basoa y Martínez se produjeron dos días después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, acusara al régimen de Nicolás Maduro de ser una «dictadura», lo que llevó a Venezuela a convocar al embajador de España en Caracas y de llamar a consultas a su embajadora en Madrid, quien volvió a su país el mismo viernes.
Las palabras de Robles sirvieron de pretexto para que Venezuela culminase la amenaza de principios de esta semana, cuando tras el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, pidió a Maduro que rompiera relaciones diplomáticas y comerciales con España.
Pero a la línea de Robles se sumó ayer Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad. «Es un régimen dictatorial, autoritario», dijo en declaraciones a Telecinco. Subrayó que con «más de 2.000 detenidos», «siete millones» de emigrantes y los dirigentes opositores exiliados, pocos calificativos caben, pero «se trata de intentarlo resolver».
A la falta de información más detallada por parte de Exteriores sobre Basoa y Martínez -a qué se dedican, qué hacían en Venezuela, cómo habían costeado el viaje y desde cuándo sabían de su detención- todo apunta a que la solicitud de asilo de Edmundo González en España y las declaraciones de Margarita Robles podrían haber llevado a Venezuela a instrumentalizar la detención de dos turistas españoles como presos políticos.
De turistas a presos políticos
«Es una táctica habitual en el régimen de Maduro», afirma a ABC una fuente que conoce muy bien a los chavistas y que apunta que «es bastante llamativo» que Maduro no haya aparecido en toda la semana y que Cabello es «quien se ha inventado esta operación para justificar que Venezuela emplee mano dura con España».
Otra fuente consultada por ABC confirma la versión del Gobierno de que Basoa y Martínez «no tienen nada que ver con el CNI» y apuntan a que la situación de los dos es «muy complicada y delicada» porque Venezuela les acusa de delitos muy graves y el régimen chavista no va a cambiar su versión. Es la palabra del Gobierno de Maduro contra la de ellos.
Las relaciones diplomáticas con Venezuela no atraviesan así un momento favorable de cara a la situación de Basoa y Martínez. Al asilo político de Edmundo González y las declaraciones de Robles, se suma el reconocimiento del líder opositor por parte del Congreso de los Diputados como presidente electo de Venezuela. Dos días después, Sánchez adoptó un perfil bajo al recibir a Edmundo González con un paseíllo por los jardines del Palacio de la Moncloa.
Mientras tanto, en Caracas, dos jóvenes estaban detenidos, por lo que todo parece indicar que en medio de estas tensiones diplomáticas había otro asunto en juego: la seguridad de dos ciudadanos españoles que, según sus familias, se encontraban en Venezuela haciendo turismo. Dos ciudadanos españoles que el Gobierno chavista utiliza ahora como presos políticos.
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