El pasado domingo 28 de julio Venezuela fue a las urnas en las elecciones presidenciales, unos comicios en los que el conteo de los votos se alargó durante horas y en los que la oposición alegó «fraude» electoral luego de que el Consejo Nacional Electoral diera como ganador al presidente, Nicolás Maduro.
Ahora, ciudadanos han salido a las calles en contra del resultado, que consideran fraudulento. Y, aunque algunos aliados como Rusia, China y Cuba apoyan al mandatario, múltiples países, como Brasil, Estados Unidos, Colombia y Chile, reclaman al Gobierno de Maduro que hagan públicas las actas de la votación, mientras el Ejecutivo venezolano asegura que las protestas son un «golpe de Estado» en su contra.
En los últimos días, al menos 11 personas han muerto y más de un centenar han sido detenidas en las manifestaciones, según la ONG Foro Penal, protestas en las cuales Naciones Unidas ha denunciado «uso desproporcionado de la fuerza» por parte de los organismos de seguridad del país, contra los manifestantes antichavistas.
¿Cómo llegó el país a esta situación? A continuación un repaso a las crisis con la oposición durante el mandato de Nicolás Maduro, heredero de Hugo Chávez y quien llegó al poder en 2013 tras la muerte de su mentor.
Abril 2013: Nicolás Maduro asume la Presidencia
Hace más de una década Nicolás Maduro llegó a la Presidencia de Venezuela. Era abril de 2013 cuando el que fue vicepresidente de Hugo Chávez llegó al Palacio de Miraflores tras la muerte del mandatario.
Lo hizo luego de unas cuestionadas y reñidas elecciones en las que venció al candidato de la oposición Henrique Capriles. En ese entonces, también sonaron los reclamos de la oposición que denunciaban fraude y cuestionaban la legitimidad del nuevo presidente electo. También los países se dividieron entre los que aceptaban y no los resultados de la oposición.
La Presidencia de Maduro comenzó en medio de un ambiente de tensión y controversia: el país enfrentaba desafíos económicos con una inflación creciente.
Febrero 2014: protestas masivas contra el Gobierno
Las calles venezolanas fueron sacudidas por intensas protestas lideradas por el sector estudiantil del país. Se trataba de una respuesta a la situación económica que atravesaba la nación.
Las protestas se enfrentaron a una represión estatal y algunas organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional denunciaron el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades venezolanas.
Diciembre 2015: victoria de la oposición en las elecciones legislativas
En diciembre de 2015, la oposición venezolana, reunida en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), logró una victoria histórica al obtener una mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional.
Maduro y sus aliados utilizaron el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el oficialismo, para bloquear muchas de las iniciativas legislativas de la nueva Asamblea Nacional.
Marzo de 2017: el ‘Madurazo’
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela emitió una sentencia en la que asumía las funciones legislativas de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, alegando que el órgano legislativo se encontraba en desacato.
Además, la sentencia tenía el efecto de levantar la inmunidad parlamentaria a los diputados y le otorgaba al TSJ y a Maduro poderes legislativos.
Pocos días después, la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, hizo una denuncia pública sobre las determinaciones del TSJ. Las catalogó de una «ruptura del orden constitucional». Sus declaraciones derivaron en que Ortega fuera depuesta del cargo y exiliada junto con su pareja chavista Germán Ferrer.
La oposición y diversos actores internacionales condenaron las sentencias del TSJ.
Abril de 2017: la respuesta en las calles
Las determinaciones del TSJ también tuvieron repercusiones en las calles. Unas manifestaciones que sumaron más de un centenar de muertos, según cifras oficiales, y que se prologaron durante meses.
«La violencia generada durante cuatro meses en Caracas, en especial en los municipios donde los alcaldes eran opositores, se produjo porque no promovieron una protesta sana en el marco democrático. Optaron por la violencia», decía en ese entonces a France 24 Ricardo Molina, presidente de la Comisión de Ecosocialismo y uno de los 545 diputados de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Las manifestaciones siguieron incluso a pesar de que TSJ emitió una nueva sentencia «revisando» parcialmente sus decisiones anteriores. Una que devolvía algunas competencias a la Asamblea Nacional y restauraba la inmunidad parlamentaria de los diputados.
Mayo – Julio de 2017: la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente
Venezuela seguía viviendo unos de sus días más tumultuosos en julio de 2017. En medio de protestas masivas y una crisis política, Maduro convocó a una Asamblea Nacional Constituyente. El propósito: reescribir la Carta Magna del país. Según el presidente, estaría compuesta por personas elegidas por distintos sectores de la sociedad.
«Convoco al poder constituyente originario para que la clase obrera y el pueblo en un proceso popular constituyente convoque una Asamblea Nacional Constituyente», dijo, el 1 de mayo.
La iniciativa llevó a la oposición a denunciar un “golpe de Estado”, además varios observadores internacionales se mostraron preocupados por lo que consideraron un intento de Maduro de aferrarse al poder y de eludir a la Asamblea Nacional, dominada por la oposición.
Por su parte, la oposición convocó un referendo no vinculante el 16 de julio en el que participaron más de siete millones de personas y una inmensa mayoría rechazó las modificaciones a la Constitución. Pero ese procedimiento fue catalogado como ilegal por parte del Gobierno.
Los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente se eligieron el 30 de julio de ese año y el proceso electoral estuvo marcado por acusaciones de manipulación de los resultados.
La instalación de la ANC provocó una ola de respuestas a nivel internacional. Varios países, incluidos Estados Unidos y muchos de la Unión Europea, condenaron las acciones del gobierno de Maduro. Entonces, se intensificaron las sanciones económicas y diplomáticas contra funcionarios del Gobierno venezolano.
Mayo de 2018: Maduro es reelegido
Después de que a comienzos de 2018 Maduro anunciara que se presentaría a la reelección, en mayo el mandatario salió vencedor en las urnas con un 68% de los votos.
En unas elecciones marcadas por una baja participación (46%). También señaladas por Estados Unidos como fraude.
Agosto – septiembre de 2018: sospechas de un “golpe de Estado” a Maduro
En el transcurso de la segunda mitad del 2018, se publicó una investigación de ‘The New York Times’ en el que se mostraban supuestas reuniones entre representantes de EE. UU. y militares venezolanos. Se mencionaba un presunto plan de golpe de Estado.
Más tarde, durante la Asamblea General de la ONU, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no confirmó los planes de una intervención militar, pero sentenció: “Es un régimen que podría ser derrocado muy rápidamente por los militares si deciden hacerlo”.
Enero 2019: la «puesta en escena» de Juan Guaidó como presidente interino
En 2019, entró en escena el opositor Juan Guaidó. El presidente de la Asamblea Nacional se llevó todos los reflectores cuando se autoproclamó presidente interino del país. El acto dividió a la comunidad internacional. Algunos países como Estados Unidos, la mayoría de los miembros de la UE y Colombia reconocieron a Guaidó como mandatario interino. Otros como Rusia y China rechazaron la legalidad de ese hecho.
Entretanto, las protestas y manifestaciones a favor y en contra de Guaidó y Maduro se intensificaban en las calles de Venezuela.
La Unión Europea y la Organización de los Estados Americanos (OEA) buscaron ser mediadores en el proceso. Sin embargo, a pesar de los intentos de mediación y las sanciones económicas contra el Gobierno de Maduro, la crisis continuó sin resolverse.
Abril 2019: la fallida ‘Operación Libertad’ y continuas protestas
Pocos meses después de proclamarse como presidente interino, Guaidó lanzó la ‘Operación Libertad’, un intento de levantamiento militar para sacar a Maduro del poder.
El movimiento incluyó un llamado a las fuerzas armadas y a la población civil para unirse en un esfuerzo coordinado para derrocar al gobierno. Sin embargo, el levantamiento no logró su objetivo, ya que la mayoría de los militares permanecieron leales a Maduro y la operación fracasó.
La ‘Operación Libertad’ también tuvo repercusiones internacionales. Los aliados de Guaidó, incluyendo Estados Unidos y varios países de América Latina y Europa, condenaron la represión del gobierno y reafirmaron su apoyo al presidente interino.
Al mismo tiempo, los aliados de Maduro, como Rusia y China, continuaron respaldando su gobierno, proporcionando apoyo diplomático y económico. Esta división internacional complicó los esfuerzos para resolver la crisis y llevó a un estancamiento prolongado en la situación política del país.
2020: éxodo y deterioro de la situación humanitaria
Después de la crisis política vino el empeoramiento de la situación humanitaria del país. Venezuela atravesó un periodo de hiperinflación y escasez de alimentos y medicinas.
Además, el éxodo comenzó a tener unas dimensiones inéditas. Más de cinco millones de venezolanos huyeron del país, según la ONU, y buscaron refugio en países vecinos como Colombia, Brasil, Perú y otros. Unas cifras que distaban mucho de las entregadas por el Gobierno, que para enero de 2021 decía que eran de 600.000 personas.
Diciembre de 2020: polémica por las elecciones parlamentarias
La oposición, encabezada por Juan Guaidó, decide no participar, denunciando falta de condiciones democráticas. El oficialismo gana la mayoría de los escaños.
Las elecciones llevan a Maduro a consolidar aún más su poder, pero también profundizaron el aislamiento internacional de su Gobierno. La mayoría de los países occidentales y varias organizaciones internacionales no reconocieron los resultados.
2022 – 2023: la unión de la oposición y el Acuerdo de Barbados
La oposición de Venezuela se une en 2022. Los diferentes partidos contrarios a Maduro buscan organizarse para unas posibles primarias en el país. Es entonces, cuando otra figura emerge en el panorama político: María Corina Machado. Se trata de una de las voces más radicales contra la figura de Maduro.
Entretanto, se firma el Acuerdo de Barbados, un pacto preliminar que busca establecer un marco para futuras negociaciones entre el gobierno y la oposición, abordando temas como la crisis humanitaria y las condiciones electorales.
Posteriormente, comienzan conversaciones entre la oposición y el chavismo en México en las que se buscó encontrar una salida para unas elecciones transparentes y justas.
En julio de 2023, se anuncia una fecha oficial para las elecciones presidenciales en 2024 y Machado lanza oficialmente su candidatura.
2023: las primarias y la «esperanza» de la oposición
La oposición realiza elecciones primarias para escoger un candidato único. La ganadora, como era de esperarse, fue Machado y se consolida como la candidata unitaria de la oposición. Machado, sin embargo, estaba inhabilitada por el chavismo para ocupar cargos públicos.
“Hoy no es el final, pero es el principio del final”, dijo entonces Machado tras conocer los resultados preliminares.
Enero de 2024: ratifican la inhabilitación de Machado
La Corte Suprema de Venezuela ratificó la inhabilitación política contra María Corina Machado, en enero. La prohibición de ocupar cargos públicos por 15 años se justificó por el “apoyo” de Machado a las sanciones estadounidenses contra el Gobierno de Maduro y también su respaldo a Guaidó.
Abril de 2024: la oposición venezolana nombra a Edmundo González como su candidato presidencial
La principal coalición opositora de Venezuela aceptó el 19 de abril la candidatura de Edmundo González para las elecciones del 28 de julio. Una decisión que se dio después de la inhabilitación de Machado. Hasta entonces, González, exembajador, era una figura casi desconocida en la política venezolana.
Julio de 2024 – elecciones en Venezuela: de la expectativa al estallido en las calles
Tras el cierre de campañas, a nivel nacional e internacional abundaron los llamados para que se respetaran y reconocieran los resultados de las elecciones, tanto al gobierno como a la oposición, y abundaron las críticas al Gobierno por haber vetado misiones de observación internacional en los comicios.
El 28 de julio millones de venezolanos acudieron a las urnas. Luego de cerradas las urnas, tanto la oposición como el oficialismo se dijeron ganadores, antes de que el Consejo Nacional Electoral diera a conocer los resultados.
Luego de más de seis horas de nerviosismo, el CNE aseguró que Maduro había ganado las elecciones, con un 51,2% de los votos, seguido por González, con un 44,2%. Al día siguiente, el organismo electoral confirmó la victoria de Maduro y el presidente aceptó su reelección y aseguró que se estaba gestando un “golpe de Estado” en su contra.
En las calles, la respuesta al pronunciamiento del CNE ha sido contundente. Los cacerolazos y gritos en las protestas muestran a una gran parte de la población que condena, de nuevo, unos resultados electorales que acusan «fraude».
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