Hace unas semanas, cientos de personas se congregaron en las calles de Valera, una pequeña ciudad del estado de Trujillo, al oeste de Venezuela, para darle la bienvenida a María Corina Machado, la principal figura de la oposición del país. Llevaba días convocando a multitudes en los pueblos rurales del estado para apoyar a un antiguo diplomático poco conocido, Edmundo González Urrutia, quien ahora es el candidato de la oposición y principal rival de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio. Ese mitin fue parte de una campaña sin precedentes en la historia de Venezuela, después de que el Gobierno prohibiera a Machado presentarse como candidata a las elecciones.
Como gran parte del estado de Trujillo, Valera ha sido un bastión chavista desde que el difunto Hugo Chávez inició su revolución bolivariana en 1999. Sin embargo, en este mitin, incluso la gente que acudió a las contramarchas patrocinadas por el Gobierno parecía seducida por Machado. La gente que iba en un autobús con el lema “Nicolás es esperanza” –en referencia al presidente Maduro, que aspira a un tercer mandato– empezó a saludarla y a vitorearla cuando la vieron paseando por el centro de la ciudad.
El gesto a favor de Machado en Trujillo tampoco fue un hecho aislado. Días antes, Machado había encabezado concentraciones masivas en Portuguesa, una potencia agrícola y, en un momento dado, el estado con la mayor proporción per cápita del voto chavista. Estas concentraciones ilustran cómo ha cambiado el panorama político en vísperas de las elecciones presidenciales más importantes de Venezuela en muchos años, enfrentando a un régimen dictatorial construido sobre las ideas socialistas del chavismo, contra una oposición creciente y unificada que busca un retorno a la democracia.
Pero hay motivos para la cautela. “Una pequeña parte del chavismo blando siente curiosidad, más que simpatía, por lo que podría ofrecer la oposición”, dijo a Americas Quarterly (AQ) Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos, con sede en Caracas. “Hasta ahora no se siente masivamente atraído (por la oposición), pero hay una parte que incluso votó en las primarias”. Algunas zonas chavistas registraron una alta participación en las primarias celebradas en octubre de 2023, en las que Machado ganó abrumadoramente, catapultando su trayectoria política a nuevas alturas. Los recientes resultados se basan en las elecciones regionales de 2021, en las que el chavismo perdió el estado de Barinas –cuna de Chávez– y docenas de municipios rurales que una vez controló.
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